GTD, un sistema perfectamente imperfecto
Creo que es algo irrefutable decir que GTD no es un sistema de productividad perfecto. Si así fuera, no sería necesario hablar más sobre este tema. Simplemente cogeríamos cualquiera de los libros de David Allen y, aplicándolo a “pies juntillas”, nos volveríamos super eficaces y todo sería maravilloso, pero eso es un cuento de hadas que poco se asemeja a la realidad.
Por eso, creo que puede ser bueno ver las dos caras de la moneda del GTD para saber donde nos estamos metiendo.
¿Porque GTD és imperfecto?
Adaptabilidad. Muchos de los gtdistas se jactan diciendo que las herramientas se nos deben adaptar a nosotros y nunca al revés, pero el GTD te “obliga” a adquirir unos hábitos que no has escogido libremente, con lo que somos nosotros los que nos tenemos que adaptar al sistema. Es algo incongruente, que no por ello tiene que ser malo.
Realidades. Cada uno de nosotros nos relacionamos con nuestro entorno de manera distinta. Hay personas que son buenos nadando y otras que lo son tocando el oboe. Hay personas mentales, creativas, contentas, soñadoras, aburridas… Por eso, un sistema, por completo que sea, no se puede adaptar a todos ellos. Algunos necesitan poner los pies e a tierra y otros echar a volar su imaginación. ¿Acaso las necesidades productivas de un monje tibetano son las mismas que las que pueda tener un alto ejecutivo de un banco en Berlin?
Dificultad. Ya noto las defensas acérrimas de los mas puristas del GTD (de los cuales he aprendido una barbarie). Este punto a sido más que discutido. He leído grandes artículos defendiendo la simplicidad del sistema. Intentando ser lo más objetivo posible, la palabra “difícil” (diccionario en mano) significa “que no se logra, ejecuta o entiende sin mucho trabajo” Y por buenas defensas que haya escuchado sobre GTD, creo que es difícilmente discutible que adquirir los hábitos para implementar la metodología que propone GTD es algo que necesita mucho trabajo.
Costoso. Si empequeñecemos el sistema a la mínima expresión, nos queda que el GTD se traduce a una serie de hábitos. ¿Cuando fue la última vez que intentaste adquirir un nuevo hábito? ¿Y como te fue? Adquirir nuevos hábitos es algo costoso. Hay metodologías que pueden facilitar, pero para desaprender y volver a aprender hay que querer, y mucho. Las creencias que tenemos arraigadas suelen ser fuertes y hay que mantener una lucha constante que, dicho sea de paso, nos suele hacer más libres.
Subjetivo. Por más que el sistema se pueda objetivar, tal como lo demuestra excelentemente José Miguel Bolívar en su libro “Productividad personal: aprende a liberarte del estrés con GTD”, estamos hablando de personas. La productividad a la que se refiere el sistema nada tiene que ver con hacer una bici o construir una silla. Se trata de gestionar las tareas de las personas, con lo que al final estamos hablando de un sistema que pretende ser objetivo para gestionar algo subjetivo.
Y hasta aquí las imperfecciones, pero vamos a ver la otra cara.
Nuestro peor defecto es nuestra mayor virtud.
Entonces, ¿Que tiene el GTD de perfecto?
Adaptabilidad. Lo sé, es lo primero que he puesto como imperfección. Por eso lo del último párrafo ;). GTD es un sistema que, una vez hemos interiorizado sus fortalezas, nos permite (casi nos obliga) a adaptarnos el sistema a nosotros. Eso sí, hacerlo al revés es fracaso asegurado.
Realidades. Es cierto que para aprender GTD de forma efectiva, es bueno ajustarse al máximo a la metodología, pero una vez integrada en nosotros, se adapta a muchas realidades. Quien más y quien menos, se ha adaptado el sistema a su realidad. Hasta los más puristas del sistema se lo adaptan y lo combinan con otros tips. Esta es una de las grandezas del GTD. Al fin y al cabo los monjes tibetanos también hacen la comida y meditan.
Mejoramiento. El GTD, como ya he dicho, no es un sistema fácil, lo que nos obliga a “ponernos las pilas” si queremos realmente echarlo ha andar. Para aplicar GTD de manera efectiva se necesita hacer una retrospección profunda de tu vida. Te obliga a tomar decisiones sobre las cosas. Lástima que, tal como apunta Leo Babauta en su libro “Zen To Done”, sea algo que no se profundiza demasiado en los libros de David Allen.
Recompensa. Cuando queremos algo y lo conseguimos inmediatamente está bien, pero cuando queremos algo y lo conseguimos a base de esforzarnos, nos hace sentir bien. La diferencia de una sola palabra se traduce en una gran diferencia de satisfacción. Es algo que nos ocurre por como funciona nuestro sistema de recompensa más primitivo, pero eso es otra temática.
Objetivo. Ya puedes bajar la cejas por no haber entendido nada ;). Así de incongruente parece. De nuevo, si desgranamos el sistema a la mínima expresión posible, las bases del sistema son objetivas. Es nuestra responsabilidad adaptarlas a nosotros.
¿Y ahora que?
Quien crea que el GTD es la solución perfecta para sus problemas va ha tener una pequeña decepción. El GTD nos da unas muy buenas bases de productividad, pero no son más que sistemas, muy buenos, pero simplemente sistemas que tenemos que acabar adaptando a nuestra realidad. Que conste que en mi caso ha habido un antes y un después mejorado al aplicar la metodología.
En realidad, existen tantos sistemas de productividad como personas humanas. Nuestro trabajo es conocernos a nosotros mismos, saber donde queremos llegar, que queremos cambiar, como queremos ser y crear nuestro propio sistema de productividad.
El mío está basado en varios modelos y trucos que, después de comprenderlos y adaptarlos, me funcionan. Hasta hace poco decía que era gtdista, pero es algo que he dejado de decir porque cada vez siento más que no es el sistema de otro, sino que es mi propio sistema. Las diferencias con el GTD más puro empiezan a ser notables, y no quiero confundir a nadie.
Tampoco pasa nada…
¿Crees que tienes la camisa perfecta?, ¿la tele perfecta?. Y tu pareja, ¿crees que es perfecta? Casi seguro que me respondes algo del tipo “depende como lo mires, es perfecta para mí, en estos momentos y con esta situación”.
Con la perfección del GTD pasa lo mismo. GTD es un sistema perfectamente imperfecto porque te crea una excelente base y permite que se adapte a tu situación. Te muestra varios tips y hábitos que, una vez adquiridos, pueden ayudarte a ser más productivo en el sentido más profundo de la palabra. Será el sistema perfecto para ti dependiendo de lo que estés buscando con la productividad y de la capacidad de adaptártelo a tu realidad sin infringir las bases.
Al fin y al cabo..
Somos libres (y responsables) de nuestros pensamientos y elecciones.