3 consejos clave para implantar nuevos hábitos
La columna vertebral de la productividad personal, de nuestra productividad personal, bajo mi criterio, son dos elementos, vitales y dependientes entre sí: los principios y los hábitos. Los principios serían los cimientos sobre los que se sustenta el sistema. Los cimientos ( principios) son la base sobre la que crecerá el sistema de productividad personal. Los hábitos, los pilares que se sustentan en esos cimientos y responsables de los cambios.
Así que una vez cimentado tu sistema de productividad, toca empezar a cambiar y a implementar cambios.
Cuando tomamos la decisión de mejorar nuestra productividad, la decisión, siempre viene motivada por algún aspecto de nuestra vida, de nuestro trabajo o de ambos, que tenemos que mejorar. Y fijaos que no digo “queremos” una cosa es querer y otra es “tener que”. Cuando “tenemos que” la razón es más poderosa, normalmente cuando detectamos que hay algo que mejorar, tenemos que implementar cambios que aporten soluciones a aquel bucle improductivo en el que nos hemos metido. Ese bucle ya se ha metido hasta la cocina, afectando a nuestra familia, salud, nuestro tiempo libre y emociones… o a todo a la vez.
La decisión está tomada, necesitamos cambios. Cambios en nuestra conducta, cambios en nuestros hábitos. Necesitamos identificar esos hábitos negativos, y sustituirlos por hábitos positivos que revolucionen nuestra productividad personal y nos devuelvan el equilibrio en nuestras vidas.
Los hábitos son los motores del cambio, son los gestos basados en esos principios de productividad que revolucionarán tu vida.
Así que resumiendo, una vez que tenemos claro lo que queremos y cómo lo queremos, interiorizamos y cimentamos nuestros principios de productividad, toca cambiar, toca implementar nuevos hábitos positivos en nuestras vidas para generar el cambio que queremos.
Para ayudarte a implementar esos nuevos hábitos vamos a ver 3 consejos clave que te ayudarán enormemente a afianzar esos hábitos en tu día a día.
Microcambios.
No cometas el error de “ir a por todas” y empezar a cambiar tu vida de cero a cien. No, porque eso te llevará a abandonar y a no saber ni siquiera lo que estás intentando implementar en tu día a día.
Fija pequeños cambios, microcambios, hábitos que sean muy tangibles, controlables y medibles. Poco a poco, uno a uno.
Ejemplo de microcambios:
- Para mejorar mi concentración a la hora de trabajar voy a eliminar todos los notificadores de mi ordenador y de mi móvil.
- En lugar de abrir compulsivamente el email de cada 10 minutos, voy a reducir los chequeos a 3 por la mañana y 3 por la tarde.
- Voy a entrar en facebook solo en el descanso de media mañana, el resto de la jornada de trabajo lo tendré cerrado.
Repite, repite y repite.
No pienses que un hábito se asienta de la noche a la mañana, ni de broma. Piensa en una cosa: cuando eramos niños/as y nuestros padres nos habituaron a lavarnos la boca después de cada comida ,insistían todos los días después del desayuno, comida, merienda y cena, ahí estaban, detrás y con el “ vamos!! a la lavarte la boca”. Hasta que nuestro nuevo hábito llegaba a un estado de condicionamiento, es decir, acabábamos de comer y automáticamente nos lavábamos la boca. Después de muchas repeticiones, llegábamos a condicionar nuestra conducta > Acabar de comer-lavar la boca >> Nos salía de dentro, de manera natural.
Pues eso son los hábitos, repetición, repetición y repetición hasta condicionar nuestra conducta y que emerja de manera natural.
Sin repetición, no hay hábito.
Motivación y recompensa.
Sin motivación y recompensa no hay cambios. Solo nuestro cuerpo “ aceptará” cambiar, “aceptará” esos nuevos hábitos si existe una motivación, una recompensa en forma de beneficio. Solo así.
Por sí solos los nuevos hábitos generarán beneficios, desde el primer día, seguro. Para ello necesitamos un empujón para ayudar a nuestro cuerpo a identificar esos beneficios y facilitarle esa incorporación cuanto antes.
Toma conciencia de los logros que se obtienen de lo hábitos que vas incorporando a tu repertorio, cómo van mejorando aspectos de tu vida y de tu trabajo y de los resultados que obtienes de ellos. Saborea, sé consciente y haz de tus logros algo emocional.
Los hábitos, recuerda, son los pilares de tu productividad personal, si realmente quieres cambiar, cambia tus hábitos. Practica estos 3 consejos clave y verás como todo será más fácil ;-)
